Las buenas historias deberian comenzar con....Habia una vez.... pero no siempre funciona asi y esto es porque las palabras no siempre se ponen de acuerdo.
Una vez me contó una embriagadora domadora de serpientes que las palabras no querían hablarse. El silencio no pudo comprender tanta locura porque no puedd hablar y las palabras se esconden en el. Pero en el fondo el silencio sabia que tambien era una palabra.... Dificil situación para el semiólogo.
Entonces un juez amante de la poesia decidió sentarlos en el banquillo a los dos: palabras y silencios. Los obligo a mirarse a los ojos. Primero los desafio a hablar y ahi las palabras se sintieron victoriosas. Luego los sentenció a callar. Ahi el silencio se sintió victorioso. Luego los sentenció a sentir....ahi....ahi....se enamoraron.
Se animaron a mas. Rompieron los limites. Trampearon a la lógica y desde entonces....son amantes que se construyen y forman un puente hacia el infinito solo...con polvo de las estrellas que iluminan su cielo.
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