Mi memoria falla buscándote.
Astillas de seres desdibujados
me sacuden y atormentan.
Corrí hasta la noche mas profunda
y formé parte de ella.
Mi cabeza duele menos que mi alma que no quiere
pensar mas.
Mentiras que nacen en paraísos quebrados.
Buscando salvar mi infierno de promesas de amor bastardas
corté todo lo que quedaba entero de mi.
Cruzando las piedras y la luz sin freno
busqué mi destino de espinas.
El dolor iguala a las almas que anidan solas
y susurran cadenas de piedad.
Se llevaron las verdades y mentiras para
encarcelarlas y adormecerlas hasta el fin.
En tu voz dejé de ser el fantasma de los recuerdos
que se olvidan al terminar la noche de los demonios.
Rompí tu foto mil veces y jamás pude matar tu imagen
que se adueña de todo.
Tristeza de almas solitarias, añejas y guardianas de secretos
que todo lo confían cuando ya nadie queda en pie.
La última batalla se respira entre soldados
sangrantes que buscan refugios.
Malditos solitarios que no encuentran los mapas
que construyen sueños.
Saltar del puente de los corazones solitarios.
Matar al poeta que me llenó de ilusiones y desvanecerme
en un vuelo donde tu alma y la mia se encuentren para hacerse
maldita compañía.
Salvando mi infierno pude sanar las astillas
de un amor cobarde que dolió hasta perderse
en la niebla de mi destino.
Mis alas duelen cuando pienso en el fin.
Terribles lágrimas se anudan en sábanas
cómplices que todo lo callan.
Las palabras me ahorcan entre las cartas
que no me animé a escribir.
Las fuerzas del que acepta su destino me
salvan de mi propio infierno.
Sos mi infierno.
Sos mi destino.
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